El mundo clásico nos ha dejado grandes aportaciones que hoy en día perviven en todos los ámbitos de nuestras vidas y que nos hacen ser quien somos. Estos hombres plantaron la semilla de un árbol que con el tiempo irá creciendo y del que nosotros recogeremos cada uno de los frutos de sus ramas. Quizás uno de los testimonios más vivos de la herencia antigua sea el ámbito etimológico, es decir el origen de las palabras, de su significación y de su forma. En este artículo me gustaría traer el mito de Europa, la mujer que fue raptada por Zeus y la misma a la que nosotros debemos el nombre de un continente.

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Antes de empezar con la narración del mito conviene llamar la atención en 2 aspectos sobre el propio nombre. En primer lugar destacar que los mismos antiguos ya concebían Europa como un espacio geográfico, parece que primeramente designaba el continente en relación con el Peloponeso y sus islas, en oposición a la Asia Menor y a Libia. Según el poeta Mosco de Siracusa (siglo III a.C.) el nombre geográfico deriva del de la muchacha:

“Europa, hija de Fénix, doncella aún, que dormía en las habitaciones superiores, creyó ver entonces que dos continentes luchaban por ella, Asia y el de enfrente, y que tenían forma de mujeres. Una de ellas tenía aspecto de extranjera; la otra, en cambio, parecía nativa del país”

El continente que está frente a Asia es, Europa, pero Mosco no puede llamarlo así todavía porque recibió este nombre como consecuencia, precisamente, del rapto que sufre la princesa fenicia relatado en el poema.

El segundo aspecto importante de la palabra Europa (Εὐρώπη) es su etimología, la cual desconocemos. Hay diversas hipótesis, una de ellas es que sea una composición de las palabras griegas εὐρύς + ὤψ (de grandes ojos) aunque lo más probable es que esta sea una etimología popular, aunque también podríamos preguntarnos si los 2 términos no son independientes el uno del otro y si el nombre del continente no viene del adjetivo: εὐρωπόϲ.

Como suele ocurrir con los personajes mitológicos hay múltiples narraciones por parte de los distintos autores a lo largo del tiempo, nosotros intentaremos ofrecer una versión recogiendo todos los detalles para obtener una visión completa del mito:

Agenor marchó a fenicia, donde casado con Telefasa, procreó una hija, Europa, e hijos Cadmo, Fénix y Cílix. Aun cuando generalmente se considera a Agenor como el padre de Europa también hay otras versiones en las que se le asigna como padre a Fénix, o según Higinio que como madre propone a Argíope. Sea como fuere, Zeus vio a Europa jugando con sus compañeras en la playa de Sidón, donde reinaba su padre, e inflamado de amor por su belleza, para evitar los celos de su esposa Hera, se metamorfoseó en un resplandeciente toro blanco con cuernos, y bajo esta forma se presentó ante las doncellas.

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Tras maravillar con su hermosura a las jóvenes consigue que Europa suba sobre su lomo, y entonces emprende una carrera a través del mar. Durante el trayecto Europa se muestra temerosa, y pide auxilio al dios del mar Poseidón, y es justo en ese momento cuando Zeus le revela su identidad, le anuncia que están a punto de llegar a Creta y que allí se unirá a ella.

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Una vez que llegaron a la isla Zeus cumple sus propósitos y de su unión con Europa tuvo tres hijos que habrán de ser reyes: Minos, Sarpedón y Radamantis. Luego el dios le otorgó tres presentes: le entregó a Talo, un autómata de bronce que guardaba las costas de Creta, un perro que no dejaba escapar ninguna presa, y una jabalina que jamás erraba en el blanco. Después la casó con el rey de la isla, Asterión que no teniendo hijos adoptó los de Zeus. Tras morir, Europa recibió honores divinos, y el toro se convirtió en una constelación.

Hasta aquí llega la historia del rapto de Europa, sin embargo su vida y su descendencia fueron muy importantes en la mitología griega. Cuando Agenor descubrió que su hija había desaparecido envió a sus hermanos a buscarla, prohibiéndoles regresar sin ella. Como se vieron incapaces de encontrarla, decidieron no volver y cada uno se estableció en distintas regiones. Fénix se marchó a Fenicia, según Higinio a África, y allí se quedó. Cilix se estableció cerca y a toda la zona próxima al río Píramo la llamó Cilicia. Cadmo se marchó con Telefasa y se establecen en la región de Tracia. Tras morir su madre, Cadmo consulta el oráculo de Delfos el cual le ordena fundar una ciudad que será Tebas.

Respecto a los hijos de Europa con Zeus, el futuro también les aguardaba un futuro prometedor. Sarpedón se disputó con su hermano Minos el amor de un muchacho llamado Mileto. Tras perder se marchó de Creta y se trasladó a Asia Menor, en Licia. Existe otro Sarpedón que aparece en Ilíada comandando un contingente licio, que lucha junto a los troyanos. Este personaje tiende a distinguirse en dos distintos por la dificultad cronológica (véase la genealogía de Diodoro). Radamantis gozaba de gran renombre por su prudencia y justicia. Se le atribuía la organización del código cretense que había servido de modelo a las ciudades griegas. Según Apolodoro después de legislar a los isleños marchó a Beocia y desposó a Alcmena. Desde su muerte actúa como juez en el Hades junto a su hermano Minos. Por último está Minos, que reinará Creta y su vida dará lugar a las apasionantes narraciones sobre el origen del Minotauro, hijo de Pasifae enviado por Poseidón desde el mar.


Bibliografía:

García Teijeiro, M., Molinos Tejada, Mª. T. (1986). Bucólicos griegos. Madrid: Gredos.

Grimal, P. (2009). Diccionario de mitología griega y romana. Ediciones Paidos.

Pérez Jiménez, A., Martínez Díez, A. (1978). Hesíodo. Obras y fragmentos. Madrid: Gredos.

Rodríguez de Sepúlveda, M (1985). Apolodoro. Biblioteca. Madrid: Gredos.

Del Hoyo, j.,  García Ruiz, J.M. (2009). Higinio. Fábulas. Madrid: Gredos.